En este caso ya no es solo el exceso de déficit y la destrucción de empleo sino que centrandonos en el caso de Andalucía nos encontramos con una trama de clientelismo y desviación de fondos que debían ir a los desempleados y finalmente ha quedado repartido entre los amigos de unos y otros.
Pero este hecho no es el único acaecido por tierras andaluzas, sino la punta del iceberg de una autonomía en la que la corrupción no ha tenido límites y el despilfarro tampoco situándola a la cabeza del paro en este país, en especial el juvenil. A esto hay que añadirle una deuda a los proveedores de 25000 millones de euros y además diversos gastos innecesarios de hasta 70 millones de euros en telefonía al año, entre otros tantos. Gastos y deudas como estos han propiciado que se destruyan cada vez mas empresas que son las que a fin de cuentas dan pie al tejido industrial y a la mayoría de puestos de trabajo.
Con datos como estos la primera conclusión a la que llegamos es la falta de responsabilidad ética y política que han tenido durante todos estos años los dirigentes de la Junta, en especial Manuel Chaves y Jose Antonio Griñán. Ambos han estado más ocupados en cuidar de los bolsillos de su entorno más cercano y se han despreocupado totalmente de trabajar por Andalucía y sus habitantes aprovechándose de la confianza que tuvieron en ellos.
Por estas razones y sobretodo por higiene democrática es necesario el cambio andaluz ya que si el PSOE, en connivencia con IU y el Partido Andalucista, durante 30 años lo único que ha conseguido ha sido el hundimiento de esta comunidad es imprescindible que a partir del 25 de Marzo haya un nuevo equipo de gobierno y una nueva opción, en este caso el Partido Popular con Javier Arenas a la cabeza.
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