En el año 92 Argentina decide privatizar YPF debido a su penosa situación que suponía un lastre para el país. En aquella época la hoy presidenta era diputada de la provincia de Santa Cruz y declaraba fervientemente ante la cámara legislativa: la “Necesidad de sanción del proyecto de Ley nacional ‘Ley de Federalización de los Hidrocarburos y de Privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales’. Entonces requería al presidente Nemem que se llevase a cabo esta acción por el bien del país.
Defendió el proyecto, impulsado por ella, a capa y espada. El 17 de Septiembre de ese año, tán sólo siete días antes de la aprobación de venta, en la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Cruz declaraba lo siguiente:
Señor presidente:
Venimos a requerirle que, a través de una declaración, nuestra Honorable Legislatura se expida exigiendo a los diputados nacionales del Distrito que posibiliten el tratamiento del proyecto de Ley de la Nación que trata sobre la transferencia del dominio público de los Yacimientos de Hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias en cuyos territorios se encuentre (trámite parlamentario 78-s-1992) en tanto se juega allí la perspectiva de futuro de nuestra Provincia ya que es aquella norma el marco adecuado para la resolución de las controversias que frente al Estado Nacional hemos tenido. [...]
Venimos a requerirle que, a través de una declaración, nuestra Honorable Legislatura se expida exigiendo a los diputados nacionales del Distrito que posibiliten el tratamiento del proyecto de Ley de la Nación que trata sobre la transferencia del dominio público de los Yacimientos de Hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias en cuyos territorios se encuentre (trámite parlamentario 78-s-1992) en tanto se juega allí la perspectiva de futuro de nuestra Provincia ya que es aquella norma el marco adecuado para la resolución de las controversias que frente al Estado Nacional hemos tenido. [...]
En ese momento Repsol adquiere un 57%
de las acciones reflotando así la compañía y
convirtiéndola en una empresa solvente, doblando su producción y el
número de contrataciones en su plantilla. Gracias a su inversión e
investigación la empresa descubrió un nuevo yacimiento en Vaca
Muerta sin explotar que iba a reportar mucho dinero. Un dulce muy
goloso para el Gobierno de Kirchner en un momento en el cual
atraviesan una crisis de hidrocarburos y que no podían dejar pasar.
Pero la misma que impulsó la
privatización ayer sollozaba diciendo estar cumpliendo el deseo de su difunto
marido, Nestor Kirchner, de recuperar lo que siempre debió estar en
manos de los argentinos. Curiosa maniobra cuanto menos. El problema
no es la nacionalización, sino el ataque a Repsol, puesto que la
expropiación decretada solo afecta al porcentaje del capital de YPF
que estaba en manos de la empresa española. Como ayer declaró el
ministro de Industria, José Manuel Soria, no se tocan
las acciones de los fondos de inversión
estadounidenses ni tampoco a las que son propiedad de los inversores
locales, como la familia Eskenazy. Es una ley hecha a medida, que
además excluye a otras multinacionales petroleras que operan en
Argentina.
El ministro de Industria añadió que
“en términos generales cualquier gesto de hostilidad en contra de
una empresa española en el resto del mundo, el Gobierno de España
la interpreta como gesto de hostilidad”. La decisión que ha tomado
el gobierno argentino es hostil y por tanto se actuará en
consecuencia. Desde el Ejecutivo están trabajando en las medidas
necesarias, incluido Mariano Rajoy, que durante su visita a América
Latina se va reunir con los distintos mandatarios entre los que
buscará apoyo para solucionar esta situación.
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