Por fin el joven líder empieza a dejarse ver tal y como es en realidad: En un plató de televisión ha pedido disculpas por no "romper la cara a los fachas con los que discute". Esto se traduce en que Pablo Iglesias no respeta ninguna ideología que no sea la suya y contra todo aquel que no la comparta, apoya el uso de la violencia.Esta situación nos recuerda a lugares tan "idílicos" como Cuba, en la que si no compartes la doctrina del régimen te encarcelan o eres víctima de la violencia.
El uso de la violencia en Pablo Iglesias no es una novedad ya que él mismo explicaba como se pegó con unos "lúmpenes de clase social mucho más baja a la suya".
Lo verdaderamente preocupante de esta situación no son sólo las deplorables declaraciones del líder de Podemos, sino que no haya salido nadie a pedir su dimisión de forma inmediata. Si estas mismas declaraciones las hubiese hecho cualquier otro líder político de cualquier otra formación, ya habrían corrido ríos de tinta exigiendo su dimisión. ¿Debemos dar a Iglesias un trato preferente en el rechazo a la violencia por el hecho de ser "la novedad" o un fenómeno mediático? La respuesta es rotunda, NO. Pablo Iglesias debe dimitir de todos sus cargos políticos.
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