Una vez más el Partido Socialista vuelve a dar muestra de su actitud de confrontación permanente desde que pasara a la oposición, tras la derrota de las pasadas Elecciones Generales. Primero fue el veto a RTVE para impedir la renovación de su Consejo de Administración y elección de presidente para poner fin a una situación agónica. Y ahora le toca el turno al Tribunal Constitucional (TC), que debería haber sido renovado hace meses.
Los magistrados del Tribunal Constitucional tienen razón. Se ha demorado más de lo admisible su renovación y es comprensible la preocupación por un bloqueo, que se debe afrontar con urgencia. Cuatro años han pasado ya desde el fallecimiento del magistrado Roberto García-Calvo y el PSOE ha sido incapaz de renovar su vacante, así como de llevar a cabo la tan necesaria reforma.
El líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba utiliza a sus diputados en el Congreso para impedir la renovación de los miembros del TC, ni más ni menos. Hablemos claro, al Partido Socialista no le interesa lo más mínimo que los órganos principales del Estado funcionen correctamente mientras no sean ellos los que gobiernen. Si Rubalcaba quiere demostrar disposición al diálogo, debería decirle a Rajoy que va a colaborar en la renovación del Constitucional y va a poner fin a esta situación, que se terminan los bloqueos, y que podemos devolver al TC a la normalidad que la Ley marca.
El PP siempre ha mostrado su disposición a que se pueda afrontar la renovación y nunca ha planteado ningún veto. Los que son expertos en utilizar el bloqueo, sin duda, son otros. Los populares ya lo han demostrado en otras ocasiones, y de hecho la pasada legislatura facilitaron el consenso en la elección de presidente de RTVE, tanto en el caso de Luis Fernández como en el de Alberto Oliart, aceptando la iniciativa de los socialistas. ¿Qué hará ahora el PSOE? ¿Harán uso de la responsabilidad que tanto le pedían al PP durante los mandatos de Zapatero?. El asunto está por ver.
Los magistrados del Tribunal Constitucional tienen razón. Se ha demorado más de lo admisible su renovación y es comprensible la preocupación por un bloqueo, que se debe afrontar con urgencia. Cuatro años han pasado ya desde el fallecimiento del magistrado Roberto García-Calvo y el PSOE ha sido incapaz de renovar su vacante, así como de llevar a cabo la tan necesaria reforma.
El líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba utiliza a sus diputados en el Congreso para impedir la renovación de los miembros del TC, ni más ni menos. Hablemos claro, al Partido Socialista no le interesa lo más mínimo que los órganos principales del Estado funcionen correctamente mientras no sean ellos los que gobiernen. Si Rubalcaba quiere demostrar disposición al diálogo, debería decirle a Rajoy que va a colaborar en la renovación del Constitucional y va a poner fin a esta situación, que se terminan los bloqueos, y que podemos devolver al TC a la normalidad que la Ley marca.
El PP siempre ha mostrado su disposición a que se pueda afrontar la renovación y nunca ha planteado ningún veto. Los que son expertos en utilizar el bloqueo, sin duda, son otros. Los populares ya lo han demostrado en otras ocasiones, y de hecho la pasada legislatura facilitaron el consenso en la elección de presidente de RTVE, tanto en el caso de Luis Fernández como en el de Alberto Oliart, aceptando la iniciativa de los socialistas. ¿Qué hará ahora el PSOE? ¿Harán uso de la responsabilidad que tanto le pedían al PP durante los mandatos de Zapatero?. El asunto está por ver.
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