El pasado sábado se celebró el Comité Federal del PSOE con los barones regionales y pudimos comprobar cómo Pedro Sánchez es el secretario general del PSOE más cuestionado de la historia de esta formación. Un líder del segundo partido más votado que día tras día tiene que encontrarse con el dilema personal de querer ser Presidente del Gobierno sin el apoyo de su propio partido. Ha trasladado la consulta de pactos a los propios afiliados del PSOE. Y es que Sánchez está solo y ya nadie cree en él, ni es capaz de tomar una sola decisión.
No olvidemos que nadie ha tenido más ego y menos votos. No se puede pretender ser presidente del Gobierno con solo 90 escaños: esa es la prueba de su desesperación y del deseo de retorcer la voluntad de los españoles. Y no olvidemos lo que supondría formar el Gobierno con menos apoyo y por tanto estabilidad, de la historia de la democracia.
Pedro Sánchez está dispuesto a liquidar unas siglas históricas con tal de salvar su situación personal. Con lo que haga falta.
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