Durante cuatro décadas, los votantes han considerado al Partido Socialista una formación con sentido de Estado. Así lo demuestra el papel esencial que tuvieron en la transición y los posteriores años de transformación política y social de España. Afortunadamente, el PSOE ha participado siempre de los grandes consensos de nuestra democracia: el consenso es esencial para consolidar posiciones de Estado.
Y en esta situación, los españoles siempre han tenido la tranquilidad de que, tanto con un Gobierno socialista como con uno del Partido Popular, no se alteraría lo esencial de nuestra vida democrática. Diferentes políticas y formas de afrontar los problemas de los ciudadanos, pero en esencia, constitucionalismo y respeto al Estado de Derecho.
¿Pero qué ocurre ahora? El Gobierno que propone Pedro Sánchez apoyado en Podemos y todas las fuerzas minoritarias, extremistas e independentistas no configuran de ninguna manera, un Gobierno ni moderado ni centrado.
Es necesario un ejercicio de responsabilidad por el PSOE. Hay que intentar hacer que algo como gobernar España tenga una cierta coherencia, donde se fijen unos objetivos y medidas en beneficio de los españoles. Lo que no traslada un pacto de Pedro Sánchez con Podemos.
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