Artur Mas ha vuelto a
dar un nuevo paso dentro de su camino hacia la independencia o mejor dicho
hacia el ridículo internacional. Ayer el Parlament de Catalunya aprobó por 87
votos a favor, 43 en contra y 3 abstenciones solicitar al Congreso las
competencias necesarias para realizar la consulta.
El problema de Artur Mas es que no reconoce que en Cataluña
hay mucha gente que no quiere la independencia y se sienten también españoles. De
los 87 diputados que votaron a favor estos representan solo al 39% del censo,
por lo que no tiene derecho a proponer la ruptura y más aún sabiendo que es el presidente
autonómico con menor apoyo electoral en toda España.
Además, Artur Mas, no tiene ninguna competencia para
convocar el referéndum. No puede decidir por 47 millones de personas y ni mucho
menos puede hacer algo que va en contra de lo dispuesto en la Constitución
española, la cual fue aprobada por una inmensa mayoría de catalanes.
La búsqueda de la independencia de Cataluña no deja de ser
una cortina de humo para tapar los problemas más importantes generados por la
falta de gobierno. En este tiempo la Generalitat no ha presentado ninguna iniciativa
para acabar con el paro y crear empleo. A la vez que omite las consecuencias
que traería la independencia a Cataluña, como es salida del Euro, la salida
también del mercado común y por tanto la
quiebra económica de Cataluña.
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