Algo
se está moviendo en las filas del PSOE. Se están viendo movimientos
en las filas socialistas para hacerse con el poder, la secretaría
general, del partido.
Es
dificil saber qué quieren los propios dirigentes socialistas, puesto
que ellos mismos están jugando al desconcierto. Por un lado unos
dicen que no es el momento de plantear unas primarias en el seno del
PSOE, por otro lado vemos movimientos de políticos socialistas de
primera línea para enfrentarse a Rubalcaba en la disputa por el
poder.
Ante
este panorama surge una pregunta: ¿Qué puede aportar a la sociedad
española un partido que no sabe quiere para sí mismo y vive en un
constante estado de enfrentamiento interno? La respuesta es simple,
NADA. Los socialistas intentan vender que estamos ante un debate
sano, pero no es así. Es cierto que el debate es sano, pero no es un
debate lo que vive el PSOE, la realidad es que se encuentra inmerso
en una crisis de ideas que le ha llevado a una batalla interna por el
poder, sin fondo alguno, sin nada positivo que aportar.
Poniéndonos
en el mejor de los supuestos e imaginando que consiguiesen reconducir
la situación surge una nueva cuestión ¿Qué aportaría el nuevo
secretario general?
En
caso de continuase Rubalcaba tendríamos como cabeza socialista a el
coorresponsable de las crisis económicas y los mayores escándalos
políticos de los últimos 30 años. En caso de ser elegido Madina
lideraría el PSOE una persona que, como él ha dicho, no quiere ser
nada; esto sería una condena para España puesto que alguien que no
tiene ambición propia no puede reflotar un país en entero. Por
último, si ganase Chacón estaríamos ante la paradoja de que
optaría a la presidencia del Gobierno una persona que ha lucido
lemas como "Puta Espanya"; algo que se antoja inadmisible.
Ninguno
de los tres puede impulsar una oposición fuerte. Actualmente una de
las mayores necesidades de España es tener un Gobierno estable con
una oposición, seria, comprometida, fuerte y dialogante que pueda
aportar diálogo e ideas al proceso de reformas que está viviendo el
país. Ninguno de los tres candidatos puede impulsar este tipo de
oposición, por estar quemados, no tener ambiciones o no creer en la
nación a la que se representa.
Con
este panorama, el PSOE está condenado al fracaso y a perder la
confianza ciudadana.
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