Se
piensa que el banco malo es una oportunidad para que banqueros y
políticos se beneficien y sean los pobres contribuyentes quienes
paguen los errores de los ricos y los poderosos.
Pero
la realidad es bien distinta: se trata de una fórmula
impulsada por el Gobierno mediante la cual los bancos puedan
desprenderse de sus activos tóxicos amasados por la crisis
(préstamos impagados así como viviendas y suelo con difícil
salida en el mercado) y puedan reactivar el crédito para que
llegue de nuevo a las familias.
¿Qué
ha propiciado la creación de esta entidad? El pinchazo de la
burbuja inmobiliaria a nivel global en 2008 derivó en una crisis
financiera que el PSOE no fue capaz de frenar a tiempo. Este pinchazo
provocó una crisis hipotecaria por la cual los ciudadanos no podían
hacer frente a deudas sobredimensionadas. Mientras los países
europeos se apresuraban a reformar sus sistemas financieros, Zapatero
aquí en España apartaba el problema diciendo que teníamos “el
mejor Sist. financiero del mundo”. Sin reforma alguna, se
inyectó dinero público a fondo perdido que no obtuvo ningún
resultado.
Aparte
de la profunda reforma que está llevando a cabo el Gobierno,
en la que se encuadra esta medida, por primera vez se han
tomado otras decisiones como las de limitar los sueldos de
directivos de Cajas intervenidas por el Estado o la auditoría
externa independiente de nuestro sistema financiero.
¿Qué
es en sí el banco malo? Una sociedad con un aporte mínimo de
capital público encuadrada dentro de la Reforma financiera del
Gobierno cuyo objetivo es regenerar el fluido de crédito para que
llegue a familias, PYMES, autónomos...Por ello, se diferencia de
un banco al uso en que no tiene prisa para desprenderse de sus
activos, esperando a una mejor coyuntura económica y en el que
priman los intereses de las personas y de la sociedad en general,
frente a los suyos propios, sus activos e inversores.
Con
la compra de estos activos llamados “tóxicos” el banco malo
consigue rebajar los precios del mercado inmobiliario,
ajustándolo a márgenes previos a la crisis, regenerando a los
bancos endeudados, saneando sus cuentas y así facilitar a éstos que
vuelvan a dar crédito a las familias.
El
mayor aporte de capital será privado (mediante inversores)
siendo los traspasos de activos nunca inferiores a cien mil Euros y
no habrá créditos a promotores por debajo de los doscientos
cincuenta mil Euros. El FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada
Bancaria) solo aporta capital público en una mínima parte.
El
éxito de la implantación del banco malo ha sido contrastada ya en
países de nuestro entorno con resultados positivos. Por ejemplo,
Irlanda, Suecia (donde los activos se recuperaron en sólo 5 años) o
Alemania, donde se creó un banco malo por cada entidad que lo
requería.
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