Así como cuando el hijo pródigo le
dijo a su Padre “dame la parte de la herencia que me corresponde”
Mario Conde “heredó” el dinero de Banesto - mediante una estafa
y apropiación- por lo que fue condenado a prisión. Años después
apareció en la televisión como hizo el hijo pródigo “arrepentido”
y presentándose ante los españoles como un buen ciudadano.
Sin embargo, Mario Conde no se gastó
el dinero y volvió arruinado y arrepentido por sus delitos, puesto
que el dinero andaba bien guardado en cuentas y paraísos fiscales,
que ahora dedica a sus inversiones y a su máxima en la vida:
alcanzar el poder político. Ya lo dijo su primera mujer y madre de sus hijos Lourdes Arroyo.
Conde siempre ha vivido obsesionado con alcanzar la Moncloa, ya lo
intentó en la década de los 90 presentándose por el CDS. Su sueño
se truncó por tener la mano demasiado larga y pensarse más listo
que nadie.
Ahora vuelve de nuevo a la política y
con un nuevo partido, Sociedad Civil y Democracia –SCyD- para
salvarnos a todos de la corruptela y de los chorizos –puesto que ha
admitido que “no quiere los votos que vengan de la corrupción" (¡y
lo dice con un par!)-
presentándose como próximo presidente a la Xunta de Galicia.
La parábola del hijo pródigo
terminaba rezando una frase del Padre “pero era necesario
alegrarnos y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha
vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado.” El problema es
que la alegría y el regocijo no ha sido tal entre los gallegos,
puesto que en una encuesta elaborada por DYM es el candidato peor valorado con un 2 y siendo considerado también
el más deshonesto.
Sin embargo el sigue en su empeño por
alcanzar el poder y haciendo declaraciones del tipo “los políticos se han pensado que el dinero era suyo” y pretendiendo dar lecciones con todo el descaro del mundo. Al final
siempre hablan los que más tienen que callar, y usted Señor Conde
no es el más indicado para decir nada.
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