No se puede aparentar indiferencia ante el órdago separatista ni ante los preocupantes síntomas de desafecto de una parte de Cataluña. Artur Mas no cesa en su empeño independentista, cuya única motivación es la agitación del extremismo que conlleva el fomento del enfrentamiento, la división y la ruptura mientras manipula la agenda pública para intentar relativizar el problema real del expolio fiscal. Pero se equivoca, no somos indiferentes a lo que quiere encubrir.
El Gobierno central presidido por Mariano Rajoy salva de la quiebra a la Generalitat catalana, ya que entre ayer y hoy la Hacienda del Ejecutivo nacionalista recibirá los primeros 400 millones para hacer frente a los pagos más urgentes y el viernes otros 560 para pagar los servicios más básicos que reciben los ciudadanos: asistencia social concertada, gastos de farmacia y pago a proveedores.
Parece que este pez que amenaza con salirse de la pecera nacional se quedaría sin aire financiero y sin agua donde nadar. Tanto es así, que los casi mil millones que recibirá el gobierno catalán irán directamente a financiar los servicios públicos.
Parece ser que al señor Mas ha decidido ser retratado como los viejas pinturas egipcias, con una mano delante dando una esperanzada inviable de ilusión a los más aforados nacionalistas y otra detrás pidiendo ayuda y mostrando sus debilidades a Mariano Rajoy.
Su credibilidad ha de tenerse en cuenta en las próximas elecciones catalanas del 25 de noviembre, que él mismo ha decidido adelantar dos años. Sus promesas siempre caen en saco roto: no ha conseguido salir de la crisis, no ha conseguido aumentar el empleo y, lejos de ello, los datos del paro de Septiembre situan a Cataluña como la segunda CCAA con las cifras más altas de desempleo.
No se vive del aire, eso es algo más que evidente. La maniobra electoral del presidente puede entrar en vía muerta o, como prevén muchos sondeos, el efecto burbujeante de la independencia irá perdiendo fuelle aplastado por la crisis y la ineficacia del actual gobierno de la Generalitat. Cuando el suflé de la emotividad baje, Artur Mas tendrá cada vez más complicado convencer a la mayoría suficiente para seguir con esta estrategia política sin salida real alguna .
El presidente de CiU asiste hoy a la Conferencia de Presidentes autonómicos decidido a obviar el fracaso de su gestión económica y a centrarse en las quejas por la exigencia del Gobierno en el cumplimiento del objetivo de déficit . Parece no haberse dado cuenta de que la deuda de la Generalitat es ‘bono basura’ y no puede emitir más. Por eso, tiene que recurrir al Fondo de Liquidez Financiero.
Como expresaba ayer Feijóo, “ es más fácil agitar sentimientos que pagar facturas”.
Más información : http://gaviotapopular.blogspot.com.es/2012/09/cataluna-independiente.html
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