En primer lugar y por encima de todo, hay que condenar todo acto de violencia y barbarie que se lleve a cabo. En concreto lo acontecido en París supone un grave atentado contra la libertad de expresión periodística que, sin excusa alguna, se puede tolerar en una sociedad avanzada y civilizada como la europea.En días como estos es muy sencillo que nos hierva la sangre y queramos arremeter contra el Islam en su conjunto, pero no podemos caer en ese tremendo error. Lo ocurrido es fruto de los delirios radicales de un grupo de extremistas que no representan el sentir general de la comunidad musulmana, es más, no hay que olvidar que uno de los policías fallecidos en este ataque defendiendo a los periodistas era musulmán.
Queremos aprovechar este desgraciado acontecimiento para hacer un llamamiento a la libertad de expresión en la prensa internacional rechazando todo acto de coacción, amenaza o intimidación hacia los profesionales del humor, la crítica y la opinión que nos han dado una visión crítica y constructiva de la sociedad en la que vivimos.
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