Ya tenemos la última ocurrencia del PSOE sobre la mesa. Ante los serios problemas, económicos y sociales, que estamos atravesando, el principal partido de la oposición aporta una solución brillante a nuestros problemas: Denunciar los acuerdos con la Santa Sede.
No contentos con esta lúcida medida, han decidido profundizar más en el tema y, proponer la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa.
Dejando de lado la ironía, debemos recordarle al PSOE algunos conceptos básicos:
1. En el día de hoy, y ante la situación que vivimos en España, a los ciudadanos no les preocupa la situación de un tratado internacional y de una ley orgánica que ha nadie han molestado desde que están vigentes y a muchos ha integrado reconociendo derechos religiosos.
2. Revisar los pactos con la Santa Sede de 1979 supondría tener que revisar los pactos con otras confesiones firmados en 1992 (Judíos, Musulmanes y Evangelistas) con contenido muy similar a éstos primeros. De esta forma el intento de desvincular al Estado de la religión católica (cosa que por cierto ya está conseguida) sólo supondría una tremenda crisis y afectaría a los derechos religiosos de cualquier persona, independientemente de la fe que abrazase.
3. Por último, cabe preguntarnos por qué le entran las prisas en cambiar una Ley Orgánica que se aprobó en el Congreso de los Diputados con 294 votos a favor, 5 abstenciones y ningún voto en contra. Su postura es que debemos garantizar que el Estado sea efectivamente aconfesional como recoge nuestra constitución, pero esto no es así. La diferencia entre aconfesional y laico radica en que un país aconfesional no se acoge a ninguna religión en concreto, pero favorece el libre ejercicio de sus ciudadanos de la libertad que elijan, mientra que el Estado laico veta cualquier tipo de manifestación religiosa en cualquier espacio público. Así, podemos descubrir la mentira que esconde el PSOE bajo el término “aconfesional” cuando en realidad lo que buscan es el laicismo. Muy a su pesar, el laicismo no cabe en nuestra Constitución.
Esto que hemos expuesto demuestra que el PSOE ante su falta de ideas y propuestas se reduce a la crítica destructiva en lugar de aportar iniciativas para volver a ser competitivos.
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