Hace unos días conocíamos la noticia
de la concesión del tercer grado penitenciario al preso de ETA Iosu
Uribetxebarría Bolinaga por padecer una enfermedad terminal. La
decisión ha suscitado grandes polémicas acusando al Gobierno de
Mariano Rajoy de no haberla evitado. Algunos la ven como una cesión
al chantaje terrorista, pero nada más lejos de la realidad:
simplemente se aplica la Ley.
Nadie con dolencias terminales muere
en la cárcel, salvo aquellos que no tienen familia o domicilio. De
los casi 800 muertos que se registraron en centros penintenciarios
entre 2004 y 2010 ninguno de ellos, ha muerto en prisión a causa de
una enfermedad irreversible. En contra de las barbaridades que se
están viritendo contra el Ejecutivo del Partido Popular, es
necesario subrayar que de manera escrupulosa se está cumpliendo la
normativa vigente para estos casos. El vicesecretario de Estudios y
Programas, Esteban González Pons, ha sido claro al respecto: “la
Ley es la Ley y, por dura e imcomprensible que parezca, no podemos
dejar de aplicarla”.
Es voluntad del legislador que ningún
recluso con una enfermedad terminal muera en la cárcel. Así lo
recogen el artículo 92.3 del Código Penal, el 104.4 del Reglamento
Penitenciario, así como la circular 1/2000. De tal forma, es preciso
regular la excarcelación a través del instituto de la Libertad
Condicional. En prisión se muere por enfermedad natural, espontánea
o no diagnosticada, por suicidio, agresión o accidente, pero no por
supuestos como el de este preso de ETA.
Es preciso dejar claro que el Gobierno
aplica con contundecia la Ley y todo el Estado de Derecho,
manteniéndose firme en la lucha contra el terrorismo. “Ni se
negocia con ETA, ni hay más plan que aplicar la Ley”, afirmaba
González Pons. El dirigente popular añadía que “por duro que
parezca ver a una bestia como esta fuera de la cárcel, más duro
puede ser ver al Gobierno no aplicando la ley”.
No hay marcha atrás en un proceso
irreversible que acabará de manera definitiva con ETA. Podemos
confiar en un Gobierno que jamás cederá al chantaje de los que
causan terror, y que no se separrará un ápice de la legalidad.
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