80 días después y con
el peor resultado de la historia, Sánchez sigue empeñado en ser Presidente.
Parece ser que para él no fue suficiente hacer el ridículo dos veces seguidas
de la mano de Ciudadanos.
Ahora Sánchez quiere
pasar del Gobierno de la moderación al Gobierno de la radicalidad. Sin más
razón que la de una silla ha decidido echarse en brazos de Podemos como ha
hecho en otras CCAA y ayuntamientos con el único objetivo de echar al PP.
Este Gobierno radical
solo mantendría su puesto pero arruinaría al resto de españoles.
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